jueves, 11 de abril de 2013

LA NEGACIÓN DEL AGRESOR SEXUAL

1) Negación absoluta de la agresión.
 El agresor niega que nada haya sucedido. 
"Yo no hice nada", "Es mi esposa"1, "Es mi novia"1, "Es mi amante"1, "Yo no fui", "No es verdad", "No la vi ese día", "No la conozco", "No hay pruebas" etc.)

2) Negación de responsabilidad en la agresión. 
 El agresor acepta que hubo coito pero niega o minimiza su responsabilidad. ( "Tú tienes tu parte de responsabilidad", "Ella me provocó", "Ella se quitó la ropa". "Ella me coqueteó", "Ella me hizo sentir que deseaba ser penetrada", etc.).
3) Argumento ad hominem  2
El agresor se enfoca en descalificar a su víctima, imaginando en su mente enferma que esto le exime de otorgar el mínimo argumento lógico o con fundamentos para defenderse ("Es una puta", "Está loca", "Me tiene envidia", "Es una mentirosa", "Quiere arruinar mi vida", "Es una rogona", "Ha tenido sexo con muchos", etc.). 2
4) Atribución externa o circunstancial de la culpa
El agresor alega no haber tenido más opción ("Estaba muy borracho",  "Ya estábamos allí", "Ya estábamos sin ropa", "Soy hombre", etc.).

5) Negación de una preferencia sexual anormal
El agresor niega ser capaz de excitarse en circunstancias tan extrañas ("Sería incapaz", "Nunca he violado a nadie",  "Sólo disfruto el sexo consensual", "Nunca le causaría daño a una mujer", "Mi mamá no me educó así", "Mi papá me enseñó a ser un caballero" etc.)
6) Negación de un efecto negativo en la víctima
 El agresor, indolente, completamente incapaz de sentir empatía, no cree haber dejado secuelas psicológicas a su víctima, no ve lo humillante, inhumano y violento de sus actos ("Ni que fuera para tanto", "Ya pasó", "No fue nada", "La vida sigue", "Ella lo disfrutó", "No es tan grave", "Sólo fue una vez", "Sólo la toqué", "Pero si nomás fue un ratito", etc.).
7) Negación de la necesidad de una sanción social/judicial
El agresor cree estar por encima del resto de los criminales sexuales pues cree que lo que hizo no fue un delito, por tal siente que no debe ser juzgado moralmente por la sociedad, mucho menos se piensa merecedor de ser juzgado por las leyes ("Ni que hubiera matado a alguien", "No exageren", "Soy buena gente", "Es mi esposa"1, "Es mi novia"1, "Ya habíamos tenido sexo antes"1, "Soy hombre de trabajo", "Soy hombre de familia", etc.).
8) Negación de la necesidad de un tratamiento
El agresor no cree que su comportamiento pueda tener raíces en un daño psicológico grave, ni que requiera analizarlo y tratarlo con profesionales  ("No vuelve a pasar", "Aprendi la lección", "Ya maduré", "Fue cosa de una vez", "Yo no soy violento", "No sé qué me pasó", "Nunca me había sucedido", etc.).
1 Recuerden que para muchos de estos agresores, el que seas su esposa/novia/amante, o el solo hecho de que hayan tenido relaciones sexuales en ocasiones previas, les crea una sensación de derecho sobre la mujer. Los agresores se atribuyen derechos que no les corresponden sobre el cuerpo de sus parejas, enfureciendo si son rechazados, usando el chantaje emocional (enojándose con su pareja, castigando con el silencio, reclamandole lo "injusta" que es, haciendole pensar que es incorrecto negarle las relaciones sexuales, etc.) y, finalmente, forzándola a tener sexo. Luego, razonan que es ilógico que exista algún delito, pues para ellos, habiendo una relación preexistente (romántica o sexual), esta forma de proceder es legítima.

2 Al verse acorralado y en la necesidad de justificar su agresión sexual, el violador recurre a la calumnia para tratar de desacreditar a su víctima, dando a entender -según su pobre criterio y lógica mediocre- que si la mujer es "de lo peor", tiene merecido lo que le sucedió, o que se lo buscó, o que no es tan grave como si le hubiera sucedido a una mujer "decente", etc.

Lógicamente, las agresiones verbales de naturaleza machista son simplemente eso: insultos vulgares sin sustento. Usar palabras denigrantes en contra de la víctima no es nunca un argumento legalmente válido, sin embargo es dañino por la difamación a la que somete a su víctima.

Por otro lado, el que haga gala de su machismo con esta actitud, no es otra cosa sino una prueba más de toda la violencia contra la mujer que es capaz de ejercer un violador, pues un hombre inocente de ninguna manera tendría este tipo de reacciones agresivas. Un hombre que es acusado injustamente reacciona  desconcertado -y no enojado como un violador que se encuentra naturalmente a la defensiva-, por lo tanto un exabrupto de estos no iría en consonancia.

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